El azar me colocaba en el camino, hacia el anhelo inextinguible de mamá.
Convirtiéndome en el peor asesino, que es quien fusila a su propia voluntad.
De insoportable a ameno, de ameno a insuperable, se fue haciendo nuestro
viaje habitual.
Convocaste a mi talento, y de tu rostro, desprendían risas que se hicieron
mi manjar.
Abrigué cada penuria que me confiabas, y..
en mis entrañas, te ganaste un buen lugar.
Conocí cada rincón, de aquella alma, que se distingue por su eterna inmensidad.
Sin quererlo y de rebote, nos encontramos incendiándonos y
dando luz a aquel placer,
que transmutó Martes opacos, por barnizarlos de un delirio extremo que
se activa en tu sommier.
El amor fue tan bien hecho, que infinitas, son las gracias que nos concederá.
Desnudé, por fin, al ángel que erotiza con caricias de la más bella suavidad.
Reflexiono, y esta vez, me maldigo por jactarme, cada tanto, de ser algo desdichado.
Debería reconocer que yo he sido, aquella tarde en ese patio,
un muchacho afortunado.
Por robarte una sonrisa, con la prisa de un diablo intratable, por hacerte parte mío,y
en un descuido desnudar a este ángel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario